Cuando alejarse es lo más cercano que podemos estar de nosotras mism@s ¿Y si la distancia no fuera una pérdida, sino una declaración? Una declaración de claridad, de límites, de a mor propio. Porque a veces, lo más sano que podemos hacer es alejarnos. De personas, de trabajos, de rutinas que ya no nos representan. Y sí, también de esa versión nuestra que se aferraba a lo que dolía “porque así toca”. La ironía de lo que ya no queremos (pero seguimos tolerando) ¿Te ha pasado que te descubres justificando lo injustificable? —“Es que no es tan malo.” —“Ya cambiará.” —“Soy yo, que exagero.” No, no exageras. Lo que pasa es que nos han entrenado para aguantar. Para quedarnos en lugares incómodos con la esperanza de que, mágicamente, se vuelvan cómodos. Como si el sofá roto fuera a repararse solo si nos sentáramos lo suficiente. La ironía es que cuanto más aguantamos, más lejos estamos de nosotras mismas. Y ahí es donde entra el discernimiento: ese músculo emocional que se activa cuando de...
En el anhelo de reconectar con mi esencia y construir algo nuevo, encontré este camino de autodescubrimiento. En lugar de ignorar mis partes fragmentadas, decidí desmantelar el viejo espejo que no reflejaba mi verdadero Yo!, enfrentándome a mis imperfecciones con el coraje necesario para encontrar belleza en ellas, lejos de la perfección y cerca de la aceptación. Abrazo mis grietas y las transformo en una narrativa más enriquecedora y completa...