Cuando alejarse es lo más cercano que podemos estar de nosotras mism@s ¿Y si la distancia no fuera una pérdida, sino una declaración? Una declaración de claridad, de límites, de a mor propio. Porque a veces, lo más sano que podemos hacer es alejarnos. De personas, de trabajos, de rutinas que ya no nos representan. Y sí, también de esa versión nuestra que se aferraba a lo que dolía “porque así toca”. La ironía de lo que ya no queremos (pero seguimos tolerando) ¿Te ha pasado que te descubres justificando lo injustificable? —“Es que no es tan malo.” —“Ya cambiará.” —“Soy yo, que exagero.” No, no exageras. Lo que pasa es que nos han entrenado para aguantar. Para quedarnos en lugares incómodos con la esperanza de que, mágicamente, se vuelvan cómodos. Como si el sofá roto fuera a repararse solo si nos sentáramos lo suficiente. La ironía es que cuanto más aguantamos, más lejos estamos de nosotras mismas. Y ahí es donde entra el discernimiento: ese músculo emocional que se activa cuando de...
¿Qué duele más cuando algo se rompe? Hay momentos en los que la vida nos deja en pausa. No porque no sepamos qué hacer, sino porque no entendemos qué pasó. Una relación que parecía sólida se desvanece. Un proyecto que nos ilusionaba se diluye. Y entonces surge la pregunta: ¿Qué raya más, la incertidumbre de no saber por qué, o la decepción de que algo tan bueno se haya ido? La incertidumbre: el vacío sin respuestas Pero, ¿Qué raya más? ¿Qué hacer con eso? El silencio: ¿respuesta sabia o verdugo emocional? El silencio como respuesta sabia El silencio como castigo ¿Cómo navegarlo? La incertidumbre tiene filo. Es la ausencia de cierre, el eco de preguntas sin contestar. ¿Fue algo que hice? ¿Hubo señales que no vi? ¿Por qué no hubo una despedida clara? Nos deja atrapadas en el análisis. Nos hace dudar de nuestra intuición. Nos roba el descanso emocional. La mente busca sentido, pero no lo encuentra. Y en ese limbo, el dolor se vuelve difuso, persistente, casi existencial. La decepció...